jueves, 5 de mayo de 2011

¿Inminente vuelta a la pantalla de Sayid Jarrah?

¿Quién sería capaz de identificar a Naveen Andrews sin recurrir a los buenos servicios de la wikipedia o de la imdb? En cambio, si hablamos de Sayid Jarrah, los incondicionales de Lost - muchos de ellos defraudados hasta las cejas por la sexta y última temporada - lo identificarán enseguida como el irakí, el ex torturador, uno de los tíos buenos que han contribuido al éxito de la serie durante los años en que se exhibió la misma.

Sayid, el malote/buenorro étnico, haciendo gala de su cuerpo serrano y de sus músculos de gimnasio por las exigencias del guión y el placer de las telespectadoras (y de algún que otro espectador a lo largo y ancho del planeta), que le ha robado protagonismo al mismísimo actor, igual que le ha pasado a la mayoría del elenco de la serie. ¿Quién conoce el nombre del actor que encarnaba de Jack Sheppard? ¿A John Locke?

Pero me pierdo yo también: emulando a los guionistas de Lost, empiezo a dar tantas vueltas que pronto me costará volver a tomar tierra. Dejo por lo tanto de andarme por las ramas y voy al grano, es decir a la futura carrera de Naveen Andrews, que no parecía ir sobrado de proyectos hasta hace poco según las informaciones de las que dispongo.

Sin embargo el actor podría estar a punto de tener de nuevo el viento en popa y Eolo sabe hasta qué punto le hubiera gustado contar con vientos favorables cuando su doble de ficción intentaba marcharse de la isla a bordo de una balsa improvisada.

Creo que Sayid sería el protagonista idóneo del biopic de Bin Laden sobre cuyo guión los escritores de Hollywood ya estarán trabajando a destajo.

Es cierto que Naveen no está clavado al hombre que cayó supuestamente bajo las balas americanas hace un par de días, pero no sobran los actores globales con rasgos de esa zona del planeta, y aunque el que dio vida a Sayid ni siquiera es irakí sino que nació en el Reino Unido de padres indios, seguro que dará el pego con un poco de maquillaje y una barba postiza.
Para encarnar al demacrado Bin Laden de la penúltima y última temporadas, tendrá que perder unos kilos, sin llegar por ello a la dieta radical que se impuso Christian Bale para El Maquinista. Le teñirán el pelo y la barba para envejecerle y ¡abracadabra! Ya tendremos un doble aproximativo de Mister Bin.

Ahora, si me acordé enseguida de Sayid/Naveen al evocar la peli por venir, es quizás porque el Gran Guión - o Gran Guiñol - de los últimos días parece haber salido de la mente de los guionistas de Lost porque hay alguna que otra similitud - salvando las distancias y los saltos cuánticos en el tiempo - entre las dos producciones:

* Ambas tienen elementos fantásticos, en concreto animales que no vienen precisamente a cuento: el oso polar en la serie; los búfalos, la vaca (al ser Pakistán un país musulmán, no se trataba de una vaca sagrada, menos mal) y las 50 gallinas que el comando de élite se llevó en el helicóptero, junto al cuerpo de Bin, váyanse a saber por qué, igual querían comer huevos frescos y hacerse una parrillada de primera en el vuelo de vuelta, pues estaban hambrientas tras semejante sangría sin alcohol, pero sí con hemoglobina.

* Ambas prometen mucho y lanzan falsas pistas a las que se olvidan de volver después: petaría la bandeja de blogger si me pusiera a enumerar las incongruencias que los guionistas de Lost sembraron en la trama, pero en el caso de la operación Jerónimo, una de las cosas que me llamó la atención en el tratamiento mediático del lunes 2 de mayo, día D, fueron los interminables planos sobre las supuestas "bolsas de azúcar" que las tropas de élite encontraron en una de la habitación de la supuesta mansión; plano que parecía más bien sacado de "Callejeros-Baranquillas-Madrid" y sobre el cual tanto Aljazeera como otras cadenas europeas insistieron demasiado, como si la información fuese de primer orden.
Tres días después, nadie ya nos habla de ese punto tan relevante, nadie se preocupa por desvelar el contenido de aquellas bolsas. No era azúcar ¿verdad? ¡Claro que no! Era sacarina. Bin Laden tenía problemas renales, y bien es sabido que el azúcar machaca los riñones y el hígado.

* Corolario del punto precedente: ambas dejan demasiados cabos sueltos y si es cierto que muchos ex fans de Lost podrían enumerar con los ojos cerrados todos los fallos del guión de su ex serie de culto, ya nos toca hacer una lista no exhaustiva de los detalles que impiden que nos traguemos la operación Jerónimo sin tener un regusto a mentiras a medias en la boca.
Para que nadie quede desprevenido, propongo unas cuantas respuestas que ya podéis apuntar a los becarios que hicieron la escalinata del otro día (ya conocíamos el amor de la Casa Blanca por los becarios, y sobre todo por las becarias. Si tomamos en cuenta que Hillary Clinton estaba presente el otro día en la reunión que nos han enseñado hasta la saciedad, ya empezamos a atar cabos).

Ahí van interrogaciones y soluciones:

- ¿Por qué el terrorista más buscado del mundo iba desarmado?
Porque había aprovechado el exilio para convertirse al budismo y era adepto de la no violencia. Pretendía hacerse con el Nobel de la Paz de aquí a unos años.

- ¿Cómo había decidido convertirse al budismo?
Allí, en la mansión, veía un mogollón de DVD y cuando vio "Budá explotó por vergüenza", tuvo una revelación, una epifanía. Decidió reconstruir las estatuas él mismo, sería un trabajo zen para limpiar su karma.

- ¿Nunca salía a la calle?
Claro que sí.

- ¿No le reconocían los vecinos?
Vaya pregunta más tonta. ¿No hay burkas en Pakistán? Más crudo lo hubiera tenido Mister Bin en Brasil. Con bikini, seguro que no pasaba desapercibido. Y ni te cuento qué curro hubiera tenido la esthéticienne encargada de depilarle las ingles.

- ¿Por qué se niega el gobierno de Estados Unidos a enseñar las fotos?
No se habían llevado a un cirujano plástico, no tenían a nadie susceptible de hacerle una reconstrucción facial post mortem. (Entre tú y yo, ésta es la repuesta oficial. La verdad es que, entre tanto preparativos y ajetreo, los del comando se despistaron y se dejaron la cámara en la mesilla de noche).

- ¿Por qué tiraron su cadáver al mar?
Es un experimento. Quieren ver si eso va a perturbar el ecosistema marino. Si es el caso, ya no tirarán a los próximos terroristas al mar: se conformarán enterarles en Fukushima. Allí el ecosistema ya está que echa humos por los cuatro costados.

- ¿Nunca encontrarán su cuerpo entonces?
Claro que sí. Dentro de un par de meses, unos americanos encontrarán unos huesos en la costa japonesa, cerca de los puebles arrasados por el tsunami. Tras una prueba de ADN, confirmarán que se trata de los restos de Mister Bin.

- ¿Cómo podremos estar seguros de ello?
Obamo leerá las secuencias del código genético en la tele. Será un momento casi tan emocionante como cuando el hombre pisó la luna.

- ¿Y tan verídico?
-Claro.

- ¿Puede resucitar alguien cuyo cuerpo ha sido arrojado al mar?
Claro. Renace en versión anfibia.

- ¿Y si aparecen nuevos vídeos de Bin Laden?
O bien serán antiguos videos, grabados antes de la operación Jerónimo; o bien querrá decir que Bin Laden ha resucitado. En este caso, el islam podrá fusionar con el cristianismo y nos ahorraremos las nuevas cruzadas.

- ¿No fomentaba una parte de los países occidentales esas nuevas cruzadas? ¿A quién declararán la guerra entonces?
A los chinos, sean o confusionistas o kung fu-sionistas.


Si tenéis más preguntas, hacédmelas en los comentarios e intentaré contestar diciendo la verdad, toda la verdad. Mientras tanto, voy a soñar con los músculos de Sayid, lamentando que la chilaba que luzca en la inminente película nos impida ver su... anatomía de Grey...


1 comentario:

  1. Isa, escribes muy bien...sí son muchas preguntas sobre mister Bin... veremos lo que pasa y si la gente olvidará del deseo por imágenes, como pruebas del real.

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