martes, 8 de junio de 2010

Loros en el bar

Hoy vuelvo a un vicio sano que tenía en mi blog anterior y que consistía en cruzar dos noticias.

¿Algun@s de vosotros tienen loro? Pues si vuestra mascota vuelve del bar zigzagueando, que se topa contra las paredes, tiene la dicción pastosa y profiere cosas absurdas, puede que sufra del mismo extraño - ¿cómo llamarlo? - ¿mal?, ¿síndrome? que unos loros australianos que presentan signos de ebriedad.

Pero - dirán otros - ¿es normal que los loros vayan al bar solos? Normal, no lo sé, pero es algo que puede pasar. Sino que se lo pregunten al dueño del papagayo Enrico que se enrolló en un cable cuando iba al bar y consiguió pedir auxilio a unos bomberos que le confundieron con una persona. ¿Con una persona borracha? ¿Con una señora mayor y ronca?

Esta última noticia no tiene desperdicio. Me imagino al loro trotar hacia el bareto de la esquina para charlar un rato de política y de calcio - fútbol - con unos clientes más o menos lúcidos.

¿Será que la fama de Enrico el papagayo fue tal que se extendió hasta las Antípodas y llegó a Australia?, un país donde uno se toma una cerveza antes de pedir un capuccino o un macchiato.

Y ya que los loros beben y charlan en el bar ¿cuándo veremos a uno con un cargo importante en la sociedad humana?

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