Solemos hablar que padecen los obesos, de las dificuldades que tienen que superar a diario y de los eventuales gastos provocados por su enfermedad, pagar los billetes de transporte público más caro por ejemplo. Pero la gente con sobrepeso podría gozar de una extraña ventaja: evitar la prisión en caso de delitos leves.Es por lo menos lo que le pasó a un norteamericano que pesa más de 270 kilos y que no tendrá que pagar sus extrañas fechorías alimentarias con una estancia en la cárcel.
Es sin duda una buena noticia para los que hubieran sido sus compañeros de celda si el obeso en cuestión hubiera protestado contre el regimen carcelario tal como lo hizo hace poco un preso sueco que se rebeló contra su condena a golpes de flatulencia (lo siento, la noticia está en portugués, no la encuentro en castellano)...
Si los suecos quieren hacer una versión patria de Celda 211 o de Un profeta, podrán cambiar las armas de fuego contra una dieta de coles, brocolis, garbanzos y lentejas. Así hacen los motines en el país nórdico. Nosotros en el Sur degollando al personal con rifles y cuchillas de afeitar y ellos con el colón proactivo. Desde luego, la UE no está hecha.
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