miércoles, 3 de marzo de 2010

Cariño, he encogido al perro

Ya saben algunos de vosotros que me llaman la atención los índices que subrayan los vínculos cada vez más estrechos entre el hombre y los animales en general, y los perros en concreto.

Hoy la noticia curiosa nos llega de Japón donde el afán por la tecnología combinado con la falta de espacio y el amor que prodigan a sus mascotas ha permitido la creación de una lavadora de perros. No es del todo rompedor porque ya existían artilugios similares aquí, me acuerdo por ejemplo de un sistema de lavado de perros que había hace años en la gasolinera de Atocha.
Esperemos que este electrodoméstico (la palabra pega de maravilla al concepto) tenga un sistema de temperatura estándard y prescinda de centrifugado y que los utilizadores no puedan hacerse un lío con los grados de lavado. De no serlo, cabría esperar diálogos como:
- Pero ¿qué pasa? Puse un pastor de los Pirineos y he recuperado un yorkshire.
- Ay sí, cariño, lo siento, he encogido al perro. Se me olvidó que había que lavarle a treinta grados. Entiéndeme, volvió de su clase de baloncesto hecho un asco y me dije que había que quitarle la suciedad de encima con agua caliente.

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