lunes, 29 de marzo de 2010

En modo vibrador, claro

Hoy lunes abrimos con una anécdota que podríamos cruzar con dos noticias de la semana pasada: el chino que intentó suicidarse introduciéndose un calabacín en el ano y el consolador más caro del mundo, pero las mujeres que fueron detenidas en una prisión de Perú no pretendían acabar con sus días ni podían costearse joyas de la prestigiosa Plaza Vendôme en París: solo aprovechan una visita a la cárcel para pasar móviles a sus compañeros o quienes fueran.
Según fuentes bien informadas, esas mujeres intentaron salir por la suya diciendo que, al no poder beneficiarse de un vis-à-vis, habían puesto los teléfonos en modo vibrador para estar un poco cachondas. Otra dijo que se empeñó tanto en pasarlo bien durante la visita que se le descargó la batería.

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