viernes, 5 de febrero de 2010

Los peligros del bótox

Dado que vamos a hablar de rejuvenecimiento y de armas de destrucción masiva a la vez, ¿qué mejor foto que la "hermanita" de la que colgué ayer para ilustrar esta entrada?

Si es cierto que la vuelta a una especie de niñez abotargada de George W Bush se debe más al Photshop que a la cirugía, hay que hablar de los peligros del bótox. Y no, no se trata de avisar sobre los riesgos de quedarse con un rostro más inmóvil que el de la Duquesa de Alba y heredar de su estupenda dicción sobre la marcha, sino de darse cuenta de que la famosa sustancia puede convertirse en una nueva arma de destrucción masiva.

Cabe preguntarse qué sistemas de detección van a instalar en los aeropuertos para impedir el embarque a quienes se hayan pasado con la toxina botulínica.
Mala noticia entonces para las Nicole Kidman y compañía que van a verse condenadas a una vida más sedentaria de aquí en adelante.

De haberlo sabido antes, seguro que George W mandaba a sus tropas a invadir a la Kidman (unos militares encantados).
¿Quién hubiera ido a salvar a Nicole entonces? ¿Su amigo Amenábar?
No. Tom, su ex, el super héroe que puede con todas las misiones imposibles.

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