domingo, 24 de enero de 2010

Decibelios pasionales bajo condena

Creo que además del propósito que me hice para este blog y que consiste en darle la vuelta a una noticia un pelín rara todos los días y analizar rápidamente sus pros y sus contras, también voy a cruzar dos noticias de vez en cuando tal como lo hacía en mi blog anterior.

Estrenando esta fórmula aquí hoy, domingo soleado y casi preprimaveral, os informo de un proyecto tecnólogico que podría ser una buena noticia para Caroline Cartwright, una mujer británica que se ha visto condenada (a condicional) por las autoridades judiciales de su país por ser demasiado ruidosa cuando hace el amor. Después de que sus vecinos se habían quejado más de 25 veces a la policía, ésta intervino y llegó a colocar aparatos de medida acústica en los pisos colindantes, lo que puso de manifiesto que los gritos de esa dichosa señora alcanzaba la friolera de 47 decibelios, será que el marido está superdotado.

Para defender a su clienta, el abogado de Lady Cartwright tendría que presentar Green Noise, el prototipo de un diapositivo que se propone convertir el ruido en energía. Por cierto la cosa no es eficiente al 100 por 100 y sólo pretende transformar en un primer momento los decibelios de los motores de un avión durante el aterrizaje, pero si la dama y su marido pasan por una buena racha pueden llegar a producir unos vatios en un futuro cercano.

Lo que se convierte a su vez en buena noticia para la ecología, encontramos cada vez más maneras de producir energías limpias (aunque un poco guarridongas en el caso de hoy). De aplicarse a los ruidos amorosos, el Green Noise convertiría las relaciones íntimas en energía.

El polvo sostenible, había que pensarlo.
Gracias a Iñaki por aconsejarme la página de Future Tech.

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