viernes, 22 de enero de 2010

Profesión: calentador

No, no. No se trata de transformar el ser humano en lana para luego tejerlo y hacer que envuelva unos muslos frioleros, tampoco pretendemos transformarle en calentador de electricidad o de gas para ducharnos a gusto. La cosa va por otros tiros y es más prosaica: la cadena hostelera Holiday Inn propone a sus clientes un servicio de calentadores de cama humanos.

Las bolsas de agua caliente son cosas del milenio pasado. Tienen muchos inconvientes: pueden abrirse y transformar tu cama en un incómodo charco, no difunden bien el calor y - last but not least - no te dan conversación ni te sonríen ni te dan las buenas noches mientras que los empleados de los hoteles mencionados sí se quedan cinco minutos contigo en la camita antes de dejarte bien calentito. ¿Hasta qué punto de calentito? No lo especifican, pero siempre habrá una manera de ganarse un dinerito extra ¿no? Leyéndole algo al cliente para que se quede soba'o, la Bella Durmiente o un pasaje de un libro de Saramago.

Es sin duda una buena noticia porque crea nuevos puestos de trabajo (aspirantes a calentadores de cama, ¡cuidado! No os dormáis currando si no queréis que os despidan por falta).
Es también una buena noticia para la ecología: si utilizamos el calor humano podemos bajar la calefacción. Pero la tortilla puede darse la vuelta y si el calentamiento de cama alcanzara un punto álgido, una temperatura límite, el calentamiento global sería tal que... Al Gore podría colocarnos una segunda versión de su verdad incómoda.
Es por lo tanto una buena noticia para el ex político norteamericano.
Hasta mañana.

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